Guía tu mente hacia él




En los últimos artículos hemos aprendido sobre la importancia y forma de deleitarnos en nuestro esposo, pensando en él en momentos del día, etc, y ahora veremos un área muy influyente en nuestro tiempo matrimonial. Entenderemos que si descuidamos este punto, será muy difícil disfrutar de nuestra intimidad.

Solemos tener miles de cosas en nuestra mente, estar ocupadas en la casa, hijos, compras, deudas, limpieza, tareas escolares, medicaciones, trabajo, servicio… etc. Debemos hacer cada una de estas cosas, por supuesto, pero surge un problema:
Decidimos tomarnos tiempo con nuestro esposo a solas y mientras estamos con él, nuestra mente piensa: “me olvidé de decirle a tal persona tal cosa”, “tengo ropa en la lavadora”, “necesito acordarme de ir mañana a la casa de fulano”, “¿qué puedo cocinar esta noche?”, y así la lista interminable de cosas que vienen a la mente…

Desarrollar el hábito
Está claro que lo hacemos de manera totalmente inconsciente, sin darnos cuenta estamos pensando en cualquier cosa menos en disfrutar ese momento. Todas las ganas que habíamos puesto al planificar ese tiempo íntimo, desaparecen en unos segundos por no controlar nuestros pensamientos.
¡Por supuesto que va a ser muy difícil crear un ambiente romántico en estas condiciones!
Lamentablemente no es tan fácil desarrollar el hábito de controlar los pensamientos que atacan nuestra intimidad matrimonial, pero el Señor tiene la solución una vez más.

La mente del ser humano puede tener entre 60.000 y 70.000 pensamientos al día. Imaginemos dominar la totalidad de ellos y llevarlos al Señor.
Mi intención es intentar ayudar puntualmente a que el tiempo que decidas tomar a solas con tu marido sea fructífero.
Sé que quieres estar 100% para él, pero muchas veces tu mente no te lo permite.

El Señor nos da una clave que funciona sí o sí:
Filipenses 4:8
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, en esto pensad”.

Cuando llega el momento de estar con mi esposo, debo vivir el momento de estar con mi esposo. Si de lo contrario, mi mente se mantiene en otras áreas, mi tiempo con él será invadido por ellas, será interrumpido y no disfrutaremos ninguno de los dos.

Permanece al 100% en tu esposo cuando estés con él, piensa en la realidad que viven juntos, en lo verdadero, en lo que el Señor te confío.
Tus pensamientos no deben guiarte a ti, sino que tú debes darles la dirección correcta a ellos. Este versículo dice que debes guiar tus pensamientos a la verdad, trabajar en tu mente y tener el control, de modo que puedas luchar frente a todo pensamiento que quiera oponerse y arruinar vuestro tiempo especial.

Hermana, antes de decidir estar con tu esposo y disfrutar de él, es necesario resolver esta área débil, guiar los pensamientos que pasan por tu mente. Es uno de los puntos clave, si en tu mente desarrollaste la capacidad de disfrutar de tu esposo, sí o sí tu relación tendrá éxito.

Ya que las mujeres solemos pasar todo por nuestras emociones, entonces, es necesario que te sientas cerca de él para poder disfrutarlo, que sientas que estás con él, sepas que estás con él, vivas y disfrutes de cada momento en su compañía.

Mientras la mente esté llena de actividades sin resolver y compromisos pendientes, será imposible disfrutar esos tiempo con él.
Proverbios 16:32, dice que “es mejor el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad”.
Necesitamos dominar esta área y no dejar que perjudique nuestra relación matrimonial.

En el mismo instante de estar con tu esposo, guía tu mente a deleitarte en él. Cuanto más disfrutes esos momentos y más se deleite tu corazón en tu amado, más disfrutaras el estar con él.

Cantares 5:16 “Su boca es la dulzura misma; él es deseable en todo sentido.
Así es mi amante, mi amigo” (NTV).
La mujer de cantares sabe que tiene el mejor hombre, se deleita y lo exalta a toda voz. Su amado, su amigo, es apetecible y deseable para ella.

Recuerda ser consciente en tu esfuerzo de dirigir tu mente hacia tu esposo y pide a Dios ser una mujer que disfrute de cada momento de intimidad con él.

Proverbios 31:12 “Le da ella bien y no mal todos los días de su vida”.


Verónica Rodas


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