Salmo 2 - Esperanza que nos aguarda
Esperanza que nos aguarda
Salmo 2
1 "¿Por qué se amotinan las gentes,
Y los pueblos piensan cosas vanas?
2 Se levantarán los reyes de la tierra,
Y príncipes consultarán unidos
Contra Jehová y contra su ungido, diciendo:
3 Rompamos sus ligaduras,
Y echemos de nosotros sus cuerdas.
4 El que mora en los cielos se reirá;
El Señor se burlará de ellos.
5 Luego hablará a ellos en su furor,
Y los turbará con su ira.
6 Pero yo he puesto mi rey
Sobre Sion, mi santo monte.
7 Yo publicaré el decreto;
Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú;
Yo te engendré hoy.
8 Pídeme, y te daré por herencia las naciones,
Y como posesión tuya los confines de la tierra.
9 Los quebrantarás con vara de hierro;
Como vasija de alfarero los desmenuzarás.
10 Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes;
Admitid amonestación, jueces de la tierra.
11 Servid a Jehová con temor,
Y alegraos con temblor.
12 Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;
Pues se inflama de pronto su ira.
Bienaventurados todos los que en él confían".
Otra vez notamos en este salmo “los dos caminos que tenemos delante”, como lo vimos en el Salmo 1.
Es absurdo oponerse al creador de sus propias vidas, pero ellos emprenden una guerra. Sí, una guerra, sin sentido. Es como si tú enfrentaras una lucha frente a un ejercito con una cucharita, algo ilógico, pero su necedad no les permite ver la realidad. Dicen: “Seamos libres para cometer toda clase de pecado”. Su ceguera no les deja percibir a quien se están enfrentando, a Dios, una situación de la que es imposible escapar de consecuencias terribles.
En el libro de Apocalipsis lo vemos claramente (Ap. capítulos del 6 al 19).
Nuestro precioso Salvador ya tiene el triunfo sobre sus enemigos: “El que mora en los cielos se reirá”, puedan verlo o no.
Heredero
Dios entrega a su hijo Jesucristo todas las naciones de la tierra por herencia.
Hebreos 1:2 “En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo”. Y hace además algo imposible de entender con nuestra mente tan limitada: a nosotros nos hace coherederos con Cristo también:
Romanos 8:17 “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”.
Gálatas 4:7 “Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”.
Dos realidades
El salmo de hoy nos muestra dos certeras realidades. Por un lado, vemos a Dios en contra de los rebeldes, los desobedientes e incrédulos y con un plan de vengarse de la injusticia de las obras que estas personas realicen. Y por el otro lado, contrastando claramente, presenta a Dios increíblemente amoroso con aquellos que le aman, con sus hijos, los que le obedecen y siguen sus pasos en esta tierra. A estos los hace “coherederos con su hijo”.
Misericordia sin fin
Me sorprende la misericordia y paciencia de Dios. Si seguimos meditando en este Salmo, vemos que vuelve a advertir a esos rebeldes, a esos reyes y príncipes que se unen contra Jehová.
Salmo 2:10 “admitid amonestación”.
Él vuelve a decirles “cambien de actitud” para que no se “enoje y perezcan en el camino” (vers. 12). Recuerden, mediten es esto porque “se inflama de pronto Su ira” .
¿Cómo nosotros podemos temer de un Dios tan misericordioso?
Preciosa promesa
El Salmo termina: “Bienaventurados todos los que en él confían”. Son felices, dichosos, los que ponen en él su confianza.
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:8).
Dios es ese perfecto amor y cuando estamos apegados a él, no hay temor.
Decide no rebelarte y ser parte de los “hijos herederos” que un día le verán y disfrutarán de él para siempre. Decide hoy ser parte de los “Bienaventurados”.
Verónica Rodas
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