Salmo 10 - ¿Por qué estás lejos, Dios?



El salmista se hace una pregunta que quizás tú te la has hecho en algún momento de tu vida:
Salmo 10:1 "¿Por qué estás lejos, oh Jehová,
    Y te escondes en el tiempo de la tribulación? "
Parece que Dios se esconde en nuestros peores momentos, es como si desapareciese. Cuántas veces hemos sentido esa sensación. En realidad el dolor más agudo no es “una situación terrible” sino más bien, no encontrar a Dios de nuestro lado en ese problema.
Y en medio de esta situación David le explica a Dios cómo son sus enemigos.
"Estas personas me causan mucho daño y encima te siento lejos". Mira cómo los detalla:

"Con arrogancia el malo persigue al pobre;
Será atrapado en los artificios que ha ideado.
Porque el malo se jacta del deseo de su alma,
Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová.
El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios;
No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
Sus caminos son torcidos en todo tiempo;
Tus juicios los tiene muy lejos de su vista;
A todos sus adversarios desprecia.
Dice en su corazón: No seré movido jamás;
Nunca me alcanzará el infortunio.
Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude;
Debajo de su lengua hay vejación y maldad.
Se sienta en acecho cerca de las aldeas;
En escondrijos mata al inocente.
Sus ojos están acechando al desvalido;
Acecha en oculto, como el león desde su cueva;
Acecha para arrebatar al pobre;
Arrebata al pobre trayéndolo a su red.
Se encoge, se agacha,
Y caen en sus fuertes garras muchos desdichados.
Dice en su corazón: Dios ha olvidado;
Ha encubierto su rostro; nunca lo verá" (vers. 2-11).

La verdadera realidad es que nosotros nos alejamos de Dios y emprendemos la lucha solos.
David se acerca a Dios reclamando que él no está. Pero inmediatamente después de hacer eso se da cuenta, puede ver su actitud y reacciona centrando su ruego en Dios. Se para delante de él y vuelve a tener esperanza.
Cuántas veces nos pasa exactamente lo mismo. Sentimos que Dios está lejos y le decimos: “no te das cuenta que ellos son peores que yo y tú estas lejos de mí...”, pero en realidad no estamos entendiendo quién es Dios. Nos olvidamos de cómo él actúa y el plan que tiene para “el malo”.
El salmista le dice:
“Levántate”
“Alza tu mano”
“No te olvides de los pobres”
Muestra lo grande que tú eres Dios y todo va a cambiar.

"Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano;
No te olvides de los pobres.
¿Por qué desprecia el malo a Dios?
En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás" (vers. 12,13).

Reconoce que Dios sabe todo y que él se encargará de los que no pueden defenderse.
Hermana, Dios lo va a hacer en tu vida, Dios va a defenderte, él conoce a tus enemigos, va a hacer justicia y tú vas a tener una paga justa.
"Tú lo has visto; porque miras el trabajo y la vejación, para dar la recompensa con tu mano;
A ti se acoge el desvalido" (vers. 14).
Dios es tu amparo amiga. ¿Eres “un don nadie”? él te va a defender. Intenta entender que Dios se va a ocupar de los que están solos, de los más pequeños, de los que nadie defiende.

"Quebranta tú el brazo del inicuo,
Y persigue la maldad del malo hasta que no halles ninguna" (vers. 16).

Todo este sufrimiento que vives, se acabará, se hará justicia y el malo no existirá. Habitaremos con él.
"Jehová es Rey eternamente y para siempre;
De su tierra han perecido las naciones.
El deseo de los humildes oíste, oh Jehová;
Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído,
Para juzgar al huérfano y al oprimido,
A fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra" (vers. 16-18).

Esta es la maravillosa promesa y la seguridad que este salmo nos enseña. Dios alivia nuestro dolor hoy, pero también nos promete terminar con este dolor para siempre.
Cuando Dios regrese, el malo será destruido y se acabará el dolor. Dios recuperará su reino de perfección y eternidad.
Hoy, enfrenta el mal con la ayuda y la promesa de Dios, pero no olvides que dentro de muy poco ese perverso no vivirá más.


Verónica Rodas


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