¿Por qué una madre de familia debe estudiar la Palabra de Dios?




La vida se compone de incontables decisiones diarias. Y en todas ellas, constantemente, necesitamos de consejo, ayuda, guía, sabiduría. 
Pregúntate por un momento: ¿qué mejor consejero, ayuda, guía, proveedor de sabiduría, que Dios mismo? 
¡Este sin duda es el Consejero por excelencia, un Ayudador singular!. Estamos hablando del Dios que sin necesidad de absolutamente nada pudo formar el universo, sostenerlo cada día, y dirigirlo todo para sus propósitos eternos, con apenas esfuerzo. 
  
¿Y qué si este Dios fuera nuestro más cercano consejero? 
Que privilegio incomparable, inigualable, es saber que este Dios ha decidido manifestarse a nosotras, revelarse, guiarnos, aconsejarnos en amor cada día en toda situación a través de las Escrituras.  
La Palabra de Dios es un privilegio singular que tiene el creyente, no por su excelencia de palabras, alta redacción, prosa creativa, rima, o su perfecta conjugación de verbos, sino por la procedencia que tiene. La Biblia proviene de Dios, por lo tanto simplemente no tiene igual. 
2 Timoteo 3:16 dice: “ Toda la escritura es inspirada por Dios”. 
La frase “toda la escritura”, nos trae una completa confianza de que la totalidad de la Biblia tiene este sello singular: toda la Escritura, su totalidad, proviene de Dios. Ella es inspirada, exhalada por Dios. Dios se revela así mismo y nos habla a través de su Palabra. Esto la hace, sin duda, única. 
No hay mejor consejo, no hay mejor guía, no existe consejero mayor. No hay mejor método, plan, forma, guía, para ser esposa, madre, o una mujer piadosa, que la Palabra de Dios. 
Por lo tanto, invirtamos cada día tiempo para estudiar las Escrituras. Y cultivemos así la sabiduría necesaria como mujeres para edificar nuestras casas. 
  



Comentarios

Entradas populares