Salmo 12 - Deja de largar tu frustración en personas equivocadas



Cuántas veces nuestra boca larga frustración e insatisfacción para todos lados... Nos juntamos con amigas, esposo, hermanos y comenzamos a decirles todo lo malo que vemos en personas que no quieren a Dios, como si ellos pudieran cambiar esa situación. Sentimos que hablarlo nos desahoga pero no trae ninguna respuesta positiva, sino más bien, inflama nuestro corazón de amargura. Debemos direccionar nuestro lamento. David expresa sus quejas, frustración y decepción hacia Dios, porque solo él puede cambiar eso que es totalmente imposible.
Él dice: “se acabaron los piadosos”, aquellos que un cierto tiempo seguían a Dios, hoy no están. David ruega socorro al cielo. Echa mano de este medio de gracia que es la oración.

"Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos;
Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres" (Salmo 12:1).
David expone tres problemas:
"Habla mentira cada uno con su prójimo;
Hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón" (vers. 2).

  1. Mentiras: “mentiras piadosas”, “medias verdades” ¿te suena?
  2. Lisonjas: “quieren ganar tu favor por medio de la adulación”
  3. Doblez: “simulan algo” “te dicen lo que saben que tu quieres oír, pero en realidad piensan otra cosa”.
Si te encuentras con personas a tu alrededor que tienen estas características y te sientes abrumada, piensa en la Palabras que Dios le confirma a David y corre a él, que es el único que puede cambiar eso (vs 5).

"Jehová destruirá todos los labios lisonjeros,
Y la lengua que habla jactanciosamente;
A los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos;
Nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de nosotros?" (vers. 3,4).
Las palabras de Dios son verdaderas, limpias. Las personas con las que tú hablas hoy pueden cambiar, pueden decirte algo y mañana tener otra perspectiva diferente. Pero Dios no es así y por eso David apela a la intervención de Dios, no a la de un hombre. Y la respuesta de Dios es sumamente alentadora:
"Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos,
Ahora me levantaré, dice Jehová;
Pondré en salvo al que por ello suspira.
Las palabras de Jehová son palabras limpias,
Como plata refinada en horno de tierra,
Purificada siete veces" (vers. 5,6).

Este Salmo termina con un hermosa promesa del Señor:
"Tú, Jehová, los guardarás;
De esta generación los preservarás para siempre.
Cercando andan los malos,
Cuando la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres" (vers. 7,8).

¿Será, Señor, que puedes contestar mi ruego y te interesa?

Consejos: 
  1. Expón tu queja a Dios, no a los hombres
  2. Sé específica y sincera
  3. Él puede cambiar lo imposible
  4. Recuerda: “Jehova se levantará y te guardará”


Verónica Rodas


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