Salmo 6 - El sufrimiento me inclinó a Dios



Salmo 6
“Jehová, no me reprendas en tu enojo,
Ni me castigues con tu ira.
Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo;
Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen.
Mi alma también está muy turbada;
Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?
Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma;
Sálvame por tu misericordia.
Porque en la muerte no hay memoria de ti;
En el Seol, ¿quién te alabará?
Me he consumido a fuerza de gemir;
Todas las noches inundo de llanto mi lecho,
Riego mi cama con mis lágrimas.
Mis ojos están gastados de sufrir;
Se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.
Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad;
Porque Jehová ha oído la voz de mi lloro.
Jehová ha oído mi ruego;
Ha recibido Jehová mi oración.
Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos;
Se volverán y serán avergonzados de repente".


Seguramente has tenido esa temporada, larga o corta, donde la prueba provoca mucho sufrimiento. Entonces experimentaste algo parecido a lo que sentía David: “Mis huesos se estremecen” (v. 2).
Una sensación de estar agonizando por la dificultad.

En el versículo 3, David le pregunta a Dios en crisis total:
"¿cuánto falta, Señor, para que me restaures?"
Estaba totalmente desesperado, necesitaba la respuesta de Dios.
Wow! recuerdo momentos así, terribles... pero a la vez, completamente educativos. Es aquí, en medio de la crisis, donde no nos cabe duda que él único que puede sacarnos es Dios.

En el versículo 4, clama a Dios por su rescate, como un niño con su padre:
“papá tu dices que me amas mucho y por eso me vas a rescatar”... es sumamente familiar esto. A veces olvidamos que en medio del dolor, podemos acudir rápidamente a Dios. Él nos ama, cuida, salva, trae consuelo y esperanza. Podemos apelar a sus promesas. Qué hermoso consuelo, sin duda.

Ahora volvemos a ver a David en crisis:
“llore toda la noche, estoy agitado, el dolor me nuble la vista, tengo los ojos hinchados” (v.6)….. Vuelve a estar frustrado. Como si le costase creer que ese Padre amoroso estaba ahí para defenderlo.
Esa actitud dura solo dos versículos. En el 8, reacciona con fe y su oración empieza a producir cambios significativos. Recapacita y se da cuenta de que el Señor lo está oyendo:
“Porque Jehová ha oído la voz de mi lloro” y sigue hablando: “Jehová ha oído mi ruego”... fe sin límites.

David rompió la barrera del sufrimiento y creyó a Dios: “Ha recibido Jehová mi oración”. Y termina teniendo las fuerzas que necesita para declarar la derrota a sus enemigos, él dice: "mis enemigos van a ser deshonrados, aterrorizados y avergonzados".
Puedes estar realmente viviendo una situación límite, como la que vemos en este Salmo, pero intenta no hundirte sin salida. Por momentos será difícil, levantarás la mirada y la volverás a bajar, pero no permitas salir de esas crisis derrotada. Escoge tener la actitud de David y tendrás cambios significativos en tus luchas.


Verónica Rodas


.

Comentarios

Entradas populares