Salmo 17 - Pelea limpio



David vuelve a dejarnos un ejemplo de la necesidad de  recurrir a Dios en medio de situaciones difíciles. Él pelea con una conciencia limpia y con el único arma que puede serle útil. Comienza diciendo:
Salmo 17:1
"Oye, oh Jehová, una causa justa; está atento a mi clamor.
Escucha mi oración hecha de labios sin engaño".

No quiere decir que David era un orgulloso, ni que estaba haciendo una oración falsa. Se trata de un hijo de Dios como tú que vive diariamente su fidelidad a Dios, eso es ser cristiano. David pelea limpio, miren:
"De tu presencia proceda mi vindicación;
Vean tus ojos la rectitud" (vers. 2).
Es como si dijera: "Señor, tú me conoces en oculto y sabes que vivo agradándote, por eso sé que me vas a defender".
¿Se dan cuenta? pelea limpio, y reconoce que es Dios quien lo guía:
"Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche;
Me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste;
He resuelto que mi boca no haga transgresión.
En cuanto a las obras humanas, por la palabra de tus labios
Yo me he guardado de las sendas de los violentos.
Sustenta mis pasos en tus caminos,
Para que mis pies no resbalen" (vers. 3-5).

Es la gracia de Dios capacitando a David y vemos su obra en él:
Probó su corazón
Lo visitó de noche
Lo puso a prueba
Sustentó sus pasos

David usa la gracia de Dios y le vemos viviendo lo que cree:
Nada inicuo hallaste
He resuelto que mi boca no haga transgresión
Yo me he guardado de las sendas de los violentos

Miren cómo sigue peleando:
"Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios;
Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que se refugian a tu diestra,
De los que se levantan contra ellos.
Guárdame como a la niña de tus ojos;
Escóndeme bajo la sombra de tus alas" (vers. 6-8).
No son armas humanas, él:
Ora: “Yo te he invocado”
Cree: “tú me oirás” “tú que salvas a los que se refugian a tu diestra”
Conoce a su Padre tierno: “Guárdame como a la niña de tus ojos” “Escóndeme bajo la sombra de tus alas”.

David menciona algunas de las características de sus enemigos:
"De la vista de los malos que me oprimen,
De mis enemigos que buscan mi vida.
Envueltos están con su grosura;
Con su boca hablan arrogantemente.
Han cercado ahora nuestros pasos;
Tienen puestos sus ojos para echarnos por tierra.
Son como león que desea hacer presa,
Y como leoncillo que está en su escondite" (vers. 9-12).
Son malos, lo oprimen, lo buscan, envueltos están en egoísmo, soberbios, lo tienen atrapado, desean despedazarlo. Frente a esta escena corre a su rescatador y pelea limpio:
"Levántate, oh Jehová;
Sal a su encuentro, póstrales;
Libra mi alma de los malos con tu espada,
De los hombres con tu mano, oh Jehová,
De los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida,
Y cuyo vientre está lleno de tu tesoro.
Sacian a sus hijos,
Y aun sobra para sus pequeñuelos.
Y concluye esta oración de una manera inmejorable:
En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia;
Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza" (vers. 13-15).

Es como si dijera: "Lo que deseo, no son cosas materiales, quédense con todo. En realidad anhelo ver su rostro, entonces quedaré satisfecho por completo".
¿Se dan cuenta la necesidad de pelear limpio, con armas espirituales? La oración llena de fe te impulsa a tener el resultado que tiene David en el final de esta oración. Los resultados espirituales se obtienen al vivir una vida espiritual diaria. Pelea limpio.


Verónica Rodas


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