Salmo 18 - 50 Cualidades vigentes hoy en día



El descuido no es de un día para el otro, pero sin darnos cuenta podemos ir alejándonos de Dios, poco a poco. Al principio éramos como esa niña que depende de su padre, que cree todo lo que le promete, que quiere estar con él y sentirse segura en sus brazos, sabiendo que su padre tiene el poder que necesita para defenderla, que es ese padre que suple todas sus necesidades y con quien anhela estar.
Pero empezamos a creer que podíamos solas. Que no necesitábamos orar para todo, no necesitábamos acudir a su Palabra para consejo y dirección. Y así perdimos nuestra relación íntima y real con nuestro Salvador... y hoy quizá estás ahí con el fruto visible del descuido.

¿Qué hacemos?
¿Tenemos esperanza?
¿Ha dejado Dios de ser Dios?
¿Su Palabra ha dejado de ser real?
¿Podrá Él alumbrarnos, guiarnos, llenarnos y darnos vida?

Es tiempo de volver a Él, correr a su gracia, volver a creer. Dios y cada una de sus promesas y virtudes, siguen estando a nuestro alcance hoy.
Que Él vuelva a ser nuestro Padre, de quien creemos y esperamos absolutamente todo.
Que sus promesas produzcan vida en medio de la muerte espiritual.

Simplemente al leer y detenernos en el Salmo 18, vemos 50 cualidades que están vigentes hoy en día para ti y para mí. Miremos todo lo que podemos encontrar leyendo apenas el Salmo 18. Cada característica mencionada en esta lista sigue estando al alcance de sus hijos.

Él es la fortaleza que me rodea.
El lugar seguro en el que habito.
Salvación de todos mis enemigos, los internos y externos.
Mi victoria sobre el temor.
Mi libertad de la muerte.
Quien recibe mi clamor.
Mi protección cuando todo lo demás falla.
Mi defensor.
Es quien tiene el control de mi vida.
Quien desciende a ayudarme.
Mi guerrero.
Él es poderoso.
Inigualable.
Sale en mi defensa.
Emplea por mí el mismo poder con que liberó a Israel en el Mar Rojo.
Es mi rescatador.
Mi victoria cuando no podría vencer jamás.
Mi descanso.
Mi proveedor.
Mi recompensador.
Es Dios, digno de ser obedecido.
Su Palabra es guía perfecta.
Él es mi purificador.
Quien conoce mi pasado, presente y futuro.
De quien espero misericordia siempre.
Quien nunca me engañará.
Mi justicia.
Mi dirección.
La razón por la que sí puedo.
Es quien siempre, absolutamente siempre, elige lo perfecto.
En Él me paro cada día.
Es mi habilidad a cada paso.
Mi estabilidad emocional.
Mi entrenador.
Él es la razón por la que mi futuro es el más promisorio.
Mi seguridad de que no me perderé.
Mi capacidad de empezar algo y terminarlo.
Mi restaurador.
Mi vindicador.
Es el que está detrás de lo que emprendo en Su nombre.
Es más fuerte que todos los enemigos que vienen contra mí.
Mi suficiencia.
Mi exaltación.
Quien da efectividad a mi ministerio.
No necesito mostrarle nada a nadie.
Él es el quien tapa la boca de los que mienten sobre mí.
Mi fuente de todas las cosas.
Mi confianza.
Mi amparador.
Mi alabanza.
Mi gloria.
(Salmo 18).




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