Salmo 30 - No me importa mi alrededor: “Jehová, sé tú mi ayudador”



El Salmo comienza con una alabanza a Dios, diciendo algo así como: "Voy a tener una mirada de ti muy elevada, sin importar lo que hagan los demás".
Salmo 30:1-3
"Te glorificaré, oh Jehová, porque me has exaltado,
Y no permitiste que mis enemigos se alegraran de mí.
Jehová Dios mío,
A ti clamé, y me sanaste.
Oh Jehová, hiciste subir mi alma del Seol;
Me diste vida, para que no descendiese a la sepultura".
David en estos 3 versículos alaba a Dios por su respuesta a tiempo, por sanidad y porque le dio dirección y salvó su vida de la muerte.
Hermana, es importante en el momento de dificultad acudir a la persona correcta. David acudió a Dios y le alaba por lo que él hizo. No solo él alaba a Dios sino que lleva a los que tiene alrededor a adorarle con él.
"Cantad a Jehová, vosotros sus santos,
Y celebrad la memoria de su santidad" (vers. 4).
También les recuerda a los que están escuchando que “puede ser que vengan momentos difíciles” pero su “favor dura toda la vida”, “a la mañana vendrá la alegría”, y por eso les dice: “Cantad a Jehová”.
"Porque un momento será su ira,
Pero su favor dura toda la vida.
Por la noche durará el lloro,
Y a la mañana vendrá la alegría" (vers. 5).
¡No dejes de alabar a aquel que te llena de su favor y bendiciones!

En este salmo vemos a David confesando a los que le están oyendo que él también se engañó en algún momento. Acepta que cuando alcanzó las cosas que quería se olvidó de Dios, que en medio de su “prosperidad” nada lo impresionaría:
"En mi prosperidad dije yo:
No seré jamás conmovido,
Porque tú, Jehová, con tu favor me afirmaste como monte fuerte.
Escondiste tu rostro, fui turbado".
Pero vuelvo a Ti Señor y tu me vuelves a escuchar:
"A ti, oh Jehová, clamaré,
Y al Señor suplicaré.
¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura?
¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?
Oye, oh Jehová, y ten misericordia de mí;
Jehová, sé tú mi ayudador" (vers. 6-10).
David podía seguir acudiendo a su “prosperidad”, apoyarse en sus logros, realizaciones, pero él dice: “Sé tú mi ayudador”. Sé que si tú me ayudas, todo mi entorno va a cambiar:
"Has cambiado mi lamento en baile;
Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.
Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado.
Jehová Dios mío, te alabaré para siempre" (vers. 11,12).
David sabe que no hay mayor ayudador que Dios mismo, puede ver que el “lamento” que estaba viviendo, Dios lo cambia en “baile”, que de “cilicio”, su vida es llena de “alegría”. David estaba dedicando el templo para Dios y eso significaba dedicar la vida misma a Dios.

Deja de mirar tu alrededor, dedica tu vida por completo a él. Él es quien te puede ayudar. Que no te importe tu alrededor, di como David: “Jehová, sé tú mi ayudador”.


Verónica Rodas


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