Salmo 32 - ¿Oscuridad o felicidad? tú eliges



Este salmo comienza mostrando las bendiciones de los que son perdonados. Son felices los que tienen paz por medio del perdón de pecados, ellos se sienten limpios y viven plenos porque dan los pasos correctos:
Salmo 32:1,2
"Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay engaño".

David había experimentado oscuridad, conocía lo que era mantener el pecado en oculto y por eso reconoce que sentía cómo su cuerpo se consumía por su lamento lleno de oscuridad:
"Mientras callé, se envejecieron mis huesos
En mi gemir todo el día.
Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah" (vers. 3,4).

Hermana, quizás estás en esta misma situación: sientes que tu cuerpo se está consumiendo, vives esa sequedad, lo que antes era hermoso ahora es muerte y no puedes salir de ahí. Pero David pudo salir de ese estado, pudo cambiar esa situación espiritual. Él hizo algo que cambio por completo su tristeza: Dejó de ocultarse, le dijo a Dios todo lo que había cometido y la situación cambió.
Quizás te cueste hacerlo, pero es decisivo para tu vida espiritual:
"Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah" (vers. 5).

Toda oscuridad fue disipada, el ambiente vacío y sin sentido cambió. David experimento el perdón sin límites de Dios y en medio de ese quebranto, impulsa a los demás a hacer lo mismo:
"Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él" (vers. 6).
No solo puedes salir tú de esa tristeza, sino que puedes ayudar a los que están a tu lado. David, el que había estado endurecido, cerrado, en oscuridad, el que había callado la verdad a Dios, ahora vive a Dios como su refugio:
"Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
Con cánticos de liberación me rodearás. Selah" (vers. 7).

Después de su arrepentimiento recibe perdón, guía, dirección, seguridad:
"Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos" (vers. 8).
Y vuelve a darle un consejo:
"No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se acercan a ti.
Muchos dolores habrá para el impío;
Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia" (vers. 9,10).

El resultado de un corazón perdonado es este:
"Alegraos en Jehová y gozaos, justos;
Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón" (vers. 11).

No hay celebración mayor que ésta: ser libre del sentimiento de culpa, ser limpio de mis pecados, ser renovados. Sé feliz al recibir perdón.


Verónica Rodas


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