Salmo 36 - Saca la mirada de cosas que no te sacian, ve a la fuente



David en este Salmo actúa con equilibrio. Mira al rebelde, al pecador, pero no se queda hundido en eso. Hace un repaso de cómo son los malos: “no tienen temor”, “están ciegos”, “son engañosos”, “se niegan a hacer las cosas bien”, “hacen planes malos”, “viven actuando mal”, “no piensan alejarse del mal”... ¡Qué panorama! muy fuerte. Si no actuamos como David, equilibradamente, imagínate vivir pensando en esto, dedicarnos a prestar atención a cómo caminan los rebeldes... sin duda es desgastaste, te desanima, frustra y desenfoca. Pero David no se queda ahí y tú debes hacer lo mismo.

Salmo 36:1-4
"La iniquidad del impío me dice al corazón:
No hay temor de Dios delante de sus ojos.
Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos,
De que su iniquidad no será hallada y aborrecida.
Las palabras de su boca son iniquidad y fraude;
Ha dejado de ser cuerdo y de hacer el bien.
Medita maldad sobre su cama;
Está en camino no bueno,
El mal no aborrece".

A partir del versículo 5 cambia totalmente lo que está pensando, ahora se centra en la fuente en la cual puede encontrar satisfacción. David pasa de estar ahí reflexionando en la conducta del malo, a deleitarse en el carácter de Dios. El equilibrio perfecto para una vida plena.
Imaginen ahora un Dios así, donde su bondad no tiene límites y sus oportunidades llegan hasta los cielos, wow. Así es Tu Padre. Nunca te fallará ni olvidará sus promesas porque es un Dios misericordioso y fiel:

"Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia,
Y tu fidelidad alcanza hasta las nubes" (vers. 5).
Sin duda podemos confiar en la estabilidad que Dios nos da, él es un Dios que nos mantiene estables. Por lo que deja de pensar demasiado en los que hacen daño ya que eso te hace inseguro, te confunde y te desanima.
Tenemos una guía sabia y los planes de Dios son estables.

"Tu justicia es como los montes de Dios,
Tus juicios, abismo grande.
Oh Jehová, al hombre y al animal conservas" (vers. 6).
Esta vida estable, está al alcance de todos, de todos los que entienden que su misericordia es una de las cosas más hermosas que tenemos en Dios. Misericordia sin cambios, sin límites, eterna.

"¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas" (vers. 7).
No solo nos cuida y llena de su misericordia sino que también tenemos abundante provisión:
"Serán completamente saciados de la grosura de tu casa,
Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias" (vers. 8).

La luz de Dios nos ayuda a mirar como él ve, podemos entender las cosas espirituales y no ser confundidos:
"Porque contigo está el manantial de la vida;
En tu luz veremos la luz" (vers.9).
David se deleita tanto en Dios, que aún frente a esta situación preocupante, levanta su mirada y le pide a Dios: “Derrama tu amor inagotable sobre los que te aman; haz justicia a los de corazón sincero”.
"Extiende tu misericordia a los que te conocen,
Y tu justicia a los rectos de corazón" (vers. 10).
No solo te pido tu “amor inagotable” y tu “justicia” sino que por favor Dios “no permitas que los orgullosos me pisoteen”, “ni que los malos me pisoteen”:
"No venga pie de soberbia contra mí,
Y mano de impíos no me mueva" (vers. 11).

David sacó la mirada de los rebeldes y fue a la fuente y en este ultimo versículo declara que Dios le contestó. Cambiar la mirada lo llenó de fe y puede ver la derrota de los que pasan de Dios:
"Allí cayeron los hacedores de iniquidad;
Fueron derribados, y no podrán levantarse" (vers. 12).

Deja de centrarte tanto en el que te hace daño, en aquellos que no buscan a Dios. No mires ahí más de la cuenta. Mira para orar, para confiar, para contemplar la respuesta de Dios y la salida, pero no más que eso.


Verónica Rodas


.

Comentarios

Entradas populares