Salmo 39 - Examínate, ora y podrás recuperar tu “entendimiento”



David, en este salmo, expresa todo lo que siente. Miren la sinceridad que muestra:
Está abrumado por pensamientos que no son de Dios pero reacciona, medita y ante actitudes de incredulidad, enojo o falta de fe, frena y pide la intervención de Dios.
Hoy quizás necesitas actuar como lo hizo David en esta situación. Empieza el Salmo diciendo: “Yo dije”. "He resuelto, he decidido", pero, ¿qué es lo que ha decidido?:
1. mirar por el camino que está yendo, para no pecar más
2. callar, poner freno a su lengua, aunque tenga a su enemigo delante junto a la posibilidad de vengarse.

Salmo 39:1,2
"Yo dije: Atenderé a mis caminos,
Para no pecar con mi lengua;
Guardaré mi boca con freno,
En tanto que el impío esté delante de mí.
Enmudecí con silencio, me callé aun respecto de lo bueno;
Y se agravó mi dolor".

David, lleno de dolor, medita en su situación, realmente está sufriendo pero esa reflexión lo lleva a orar. ¡Qué regalo es hablar con Dios! Aquello que estaba pensando lo inclino y guió a una oración profunda con su Señor. Nuestros pensamientos, si los dirigimos hacia Dios, pueden ser una bendición porque nos impulsan a orar. Meditamos en lo que nos pasa, en nuestro dolor, situaciones límites y corremos a buscar en la oración esa respuesta, consejo y guía que necesitamos. Fíjate que en medio de su clamor entiende sus días. Piensa en la eternidad.
"Se enardeció mi corazón dentro de mí;
En mi meditación se encendió fuego,
Y así proferí con mi lengua:
Hazme saber, Jehová, mi fin,
Y cuánta sea la medida de mis días;
Sepa yo cuán frágil soy.
He aquí, diste a mis días término corto,
Y mi edad es como nada delante de ti;
Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Selah
Ciertamente como una sombra es el hombre;
Ciertamente en vano se afana;
Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá" (vers. 3-6).

En medio de esa reflexión y oración comienza a pedir perdón: “Líbrame de todas mis transgresiones” (vs 8), "sí, Dios, líbrame de eso pecados que provocaron que hoy yo esté así" . Le pide a Dios que no se burlen de él sus enemigos: “No me pongas por escarnio del insensato” (vs 8).  David reconoce que Dios usa la disciplina para corregirlo, guiarlo y ayudarlo a que vuelva a él:  “Con castigos por el pecado corriges al hombre” (vs 11).
Necesitamos la claridad que tenia David: “Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti”.
"Y ahora, Señor, ¿qué esperaré?
Mi esperanza está en ti.
Líbrame de todas mis transgresiones;
No me pongas por escarnio del insensato.
Enmudecí, no abrí mi boca,
Porque tú lo hiciste.
Quita de sobre mí tu plaga;
Estoy consumido bajo los golpes de tu mano.
Con castigos por el pecado corriges al hombre,
Y deshaces como polilla lo más estimado de él;
Ciertamente vanidad es todo hombre. Selah" (vers. 7-11).

Vemos en David un hombre sincero que acepta la soberanía de Dios, que entiende que Dios sabe qué es lo mejor para él. En medio de su clamor podemos ver un gran ejemplo, un hombre humilde, lleno de pasión por Dios y con una confianza absoluta a Su Padre.

Aprende de este salmo, vuelve a Dios con un clamor sincero como este:
"Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor.
No calles ante mis lágrimas;
Porque forastero soy para ti,
Y advenedizo, como todos mis padres.
Déjame, y tomaré fuerzas,
Antes que vaya y perezca" (vers. 12,13).

Las cosas cambiarán. Es muy importante tomarnos tiempo para pensar y acudir a Dios por ayuda, perdón, fuerzas y cambio. David renueva sus pensamientos, acude a la oración y puede comenzar a entender y recuperar su sabiduría.


Verónica Rodas


.

Comentarios

Entradas populares