Salmo 44 - No es un castigo, es una cicatriz de la batalla



Este salmo comienza contando todo lo que Dios hizo en medio de ellos en el pasado. Se inflaman de admiración:

Salmo 44:1
“Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado,
La obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos".

¿Puedes recordar bendiciones pasadas? oh, qué increíble es hacerlo, el corazón se llena de gratitud y felicidad de ver a Dios haciendo lo imposible en nuestras vidas. Los escritores de este Salmo lo hacen:
"Tú con tu mano echaste las naciones, y los plantaste a ellos;
Afligiste a los pueblos, y los arrojaste.
Porque no se apoderaron de la tierra por su espada,
Ni su brazo los libró;
Sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro,
Porque te complaciste en ellos.
Tú, oh Dios, eres mi rey;
Manda salvación a Jacob.
Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos;
En tu nombre hollaremos a nuestros adversarios" (vers. 2-5).

Vemos una clara admiración por Dios y un clamor por que él siga obrando en medio de ellos. Tienen una fuerte confianza en él:
"Porque no confiaré en mi arco,
Ni mi espada me salvará;
Pues tú nos has guardado de nuestros enemigos,
Y has avergonzado a los que nos aborrecían.
En Dios nos gloriaremos todo el tiempo,
Y para siempre alabaremos tu nombre. Selah" (vers. 6-8).

Habiendo recordado un pasado precioso ahora se enfrentan con su presente calamitoso, expresan lo que están viviendo, están angustiados del presente:
"Pero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar;
Y no sales con nuestros ejércitos.
Nos hiciste retroceder delante del enemigo,
Y nos saquean para sí los que nos aborrecen.
Nos entregas como ovejas al matadero,
Y nos has esparcido entre las naciones.
Has vendido a tu pueblo de balde;
No exigiste ningún precio.
Nos pones por afrenta de nuestros vecinos,
Por escarnio y por burla de los que nos rodean.
Nos pusiste por proverbio entre las naciones;
Todos al vernos menean la cabeza.
Cada día mi vergüenza está delante de mí,
Y la confusión de mi rostro me cubre,
Por la voz del que me vitupera y deshonra,
Por razón del enemigo y del vengativo" (vers. 9-16).

Vemos en estos versículos que están realmente derrotados, devastados, llenos de destrucción, esclavitud y aniquilados emocionalmente. Un estado súper doloroso y aparentemente imposible de revertir. Ellos entienden que lo que están pasando, esta situación terrible, no es un castigo de Dios. El mundo está en contra de Dios: “Pero por causa de ti nos matan cada día”.  No es un castigo, son cicatrices de la batalla. Y la persecución que pasan no les permite dejar de luchar, se vuelven a encaminar. Entienden el porqué de tanto dolor: “Pero por causa de ti nos matan cada día”.
"Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti,
Y no hemos faltado a tu pacto.
No se ha vuelto atrás nuestro corazón,
Ni se han apartado de tus caminos nuestros pasos,
Para que nos quebrantases en el lugar de chacales,
Y nos cubrieses con sombra de muerte.
Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios,
O alzado nuestras manos a dios ajeno,
¿No demandaría Dios esto?
Porque él conoce los secretos del corazón.
Pero por causa de ti nos matan cada día;
Somos contados como ovejas para el matadero" (vers. 17-22).

Ellos pensaron que Dios estaba dormido, que se había alejado de ellos, pero no era así. Ellos, en realidad, están sufriendo por él. Ese rechazo y sufrimiento es por estar en él. Este Salmo termina apelando a la misericordia de Dios: “redímenos por causa de tu misericordia”.
Hermano, esta es nuestra verdadera realidad en el presente: “redímenos por causa de tu misericordia”. Hoy esto está a nuestro alcance.
"Despierta; ¿por qué duermes, Señor?
Despierta, no te alejes para siempre.
¿Por qué escondes tu rostro,
Y te olvidas de nuestra aflicción, y de la opresión nuestra?
Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo,
Y nuestro cuerpo está postrado hasta la tierra.
Levántate para ayudarnos,
Y redímenos por causa de tu misericordia" (vers. 23-26).

Es muy importante que medites en tu situación y realmente veas si lo que estás pasando es por causa de tu pecado o simplemente estás siendo participante de los padecimiento de Cristo. Esa claridad es vital en tu vida y relación con Dios. Cualquiera que sea la situación, necesitas apelar a su misericordia hoy.


Verónica Rodas


.

Comentarios

Entradas populares