Salmo 45 - Un corazón que “rebosa” en alabanza



Este Salmo se aplica proféticamente al hijo de Dios, el “Mesiás”, a la unión entre Cristo y la Iglesia. Nos encontramos con un anuncio profético.
El escritor de este hermoso poema comienza diciendo: “Rebosa”. El corazón del salmista, se desespera por escribir y detallar al “Mesías”. Comienza a observar, apreciar, a mirar al “Rey” y nos lo deja escrito para que nosotros también podamos inflamar nuestros corazones de admiración por el “Rey”. Nos explica la boda del Rey con su iglesia.
Una adoración genuina, un corazón apasionado por Cristo, sumergido en el tema más grande del universo:
Salmo 45:1
"Rebosa mi corazón palabra buena;
Dirijo al rey mi canto;
Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero".

Encontramos al Mesías. ¡Su persona y poder no tienen comparación! ¡Jesús es bendito para siempre!:
"Eres el más hermoso de los hijos de los hombres;
La gracia se derramó en tus labios;
Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre" (vers. 2).

La victoria del Rey:
"Ciñe tu espada sobre el muslo, oh valiente,
Con tu gloria y con tu majestad.
En tu gloria sé prosperado;
Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia,
Y tu diestra te enseñará cosas terribles.
Tus saetas agudas,
Con que caerán pueblos debajo de ti,
Penetrarán en el corazón de los enemigos del rey" (vers. 3-5).

Contemplamos al Mesías, su gobierno, su gloria y su posición. Él es un gobernante justo, ¡Jesús tiene un trono para siempre!:
"Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre;
Cetro de justicia es el cetro de tu reino" (vers. 6).
Él es ungido de Dios ¡Su nombre será alabado para siempre!:
"Has amado la justicia y aborrecido la maldad;
Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo,
Con óleo de alegría más que a tus compañeros" (vers. 7).

Él ha preparado un lugar único para su “novia”: “palacios de marfil”:
"Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos;
Desde palacios de marfil te recrean" (vers. 8).

El Mesías, sus compañeros y su Iglesia:
"Hijas de reyes están entre tus ilustres;
Está la reina a tu diestra con oro de Ofir" (vers. 9).

Los siguientes pasajes están dedicados a la novia y su fidelidad. El Rey es el Señor sobre ella:
"Oye, hija, y mira, e inclina tu oído;
Olvida tu pueblo, y la casa de tu padre;
Y deseará el rey tu hermosura;
E inclínate a él, porque él es tu señor.
Y las hijas de Tiro vendrán con presentes;
Implorarán tu favor los ricos del pueblo" (vers. 10-12).

El esplendor de la novia:
"Toda gloriosa es la hija del rey en su morada;
De brocado de oro es su vestido" (vers. 13).
Hay mucha alegría mientras la novia se acerca al “Rey”, ella bien preparada, con el mejor vestidos y acompañada con otras vírgenes:
"Con vestidos bordados será llevada al rey;
Vírgenes irán en pos de ella,
Compañeras suyas serán traídas a ti.
Serán traídas con alegría y gozo;
Entrarán en el palacio del rey" (vers. 14,15).

La bendición del Rey, Dios promete “hijos” engendrados con un plan definido:
"En lugar de tus padres serán tus hijos,
A quienes harás príncipes en toda la tierra" (vers. 16).
El “Rey” será alabado para siempre en todas las “generaciones”. Su pueblo nunca dejará de hacerlo:
"Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones,
Por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre" (vers. 17).

Hermanos, que nuestro corazón se inflame de la misma manera que le pasó al salmista. Que nuestra alabanza no cese. No dejes que cualquier problema, dificultad o enfermedad apoque esta gran verdad. Pronto todo esto se acabará y estaremos con él para siempre.


Verónica Rodas


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