Salmo 50 - Un fuerte vendaval de verdad
(Salmo de Asaf)
Dios aparece en escena.
Él va a venir a ordenar el mundo en el que vivimos y todos van a ser llamados, malos y buenos. Ahí veremos realmente su perfección frente a un mundo en oscuridad. Ahora es el momento en que tienes que entender que tu trato, tu relación, no es con un simple mortal, sino que te relacionas con un Dios vivo, que vives en su misericordia, dándote advertencia, para que no sufras perdida alguna, él tiene diseñado un proyecto de vida increíble para los que lo honramos.
Salmo 50:1,2
"El Dios de dioses, Jehová, ha hablado, y convocado la tierra,
Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.
De Sion, perfección de hermosura,
Dios ha resplandecido".
¡Que venga nuestro Dios y que no calle! Va a llegar la hora donde todas las injusticias y sufrimiento que vemos van a ser expuestos a los ojos de Dios, el Juez justo va a aparecer en escena y dar su veredicto.
"Vendrá nuestro Dios, y no callará;
Fuego consumirá delante de él,
Y tempestad poderosa le rodeará" (vers. 3).
Toda su creación estará presente ante ese juicio. Sus “hijos” serán llamados y podrán verle a él. ¡Wow! qué hermoso momento para aquellos que hoy viven para mostrar a Cristo en este mundo.
"Convocará a los cielos de arriba,
Y a la tierra, para juzgar a su pueblo.
Juntadme mis santos,
Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio.
Y los cielos declararán su justicia,
Porque Dios es el juez. Selah" (vers. 4-6).
Las verdades que Dios nos habla hoy, no tienen solamente una repercusión eterna, salvación o condenación. Sino que aquellos que reaccionen a sus palabras, en esta vida disfrutarán de la obra de Cristo en ellos. En el presente, estas palabras de advertencia y recordatorio de lo que va a venir pueden traernos una sanidad completa de nuestra rebeldía sacándonos de nuestra necedad. La Palabra de Dios es un fuerte vendaval de verdad lleno de amor.
"Oye, pueblo mío, y hablaré;
Escucha, Israel, y testificaré contra ti:
Yo soy Dios, el Dios tuyo.
No te reprenderé por tus sacrificios,
Ni por tus holocaustos, que están continuamente delante de mí.
No tomaré de tu casa becerros,
Ni machos cabríos de tus apriscos.
Porque mía es toda bestia del bosque,
Y los millares de animales en los collados.
Conozco a todas las aves de los montes,
Y todo lo que se mueve en los campos me pertenece.
Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti;
Porque mío es el mundo y su plenitud.
¿He de comer yo carne de toros,
O de beber sangre de machos cabríos?
Sacrifica a Dios alabanza,
Y paga tus votos al Altísimo;
E invócame en el día de la angustia;
Te libraré, y tú me honrarás" (vers. 7-15)
La amonestación se hace más fuerte y las palabras son claras para los que intentan engañar. Dios conoce absolutamente toda tu conducta y la conducta de los rebeldes y cada uno tendrá el fruto de la vida que está llevando. Dios nos muestra las consecuencias de aquellos que se olvidan de él, a esas personas no hay quien las libre. Aquellos que cuestionan a Dios tendrán consecuencias terribles y esto no es una amenaza, es una consecuencia de desobediencia, por eso lo más lógico es que reacciones.
"Pero al malo dijo Dios:
¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes,
Y que tomar mi pacto en tu boca?
Pues tú aborreces la corrección,
Y echas a tu espalda mis palabras.
Si veías al ladrón, tú corrías con él,
Y con los adúlteros era tu parte.
Tu boca metías en mal,
Y tu lengua componía engaño.
Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano;
Contra el hijo de tu madre ponías infamia.
Estas cosas hiciste, y yo he callado;
Pensabas que de cierto sería yo como tú;
Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos" (vers. 16-21).
Claramente hay dos grupos de personas que son totalmente contrarios, pero a pesar de eso, Dios sigue advirtiendo a los rebeldes que vuelvan a él. Esta fuerte verdad puede hacer reaccionar al más rebelde y aún tú que puede que estés alejado, entiende que tu Padre te llama, ¡reacciona a tiempo!
"Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios,
No sea que os despedace, y no haya quien os libre.
El que sacrifica alabanza me honrará;
Y al que ordenare su camino,
Le mostraré la salvación de Dios" (vers. 22,23).
Dice: “entended” es como si dijera: “Arrepiéntanse todos los que se olvidan de mí”... es tu momento de misericordia. La ayuda es hoy, te habla para que recapacites ya.
Es verdad que las advertencias son sumamente necesarias para no encontrarnos con el fruto de una vida en rebeldía y frente a ese fruto no poder escapar. Por eso es sumamente lógico que nuestra vida le sacrifique alabanza y vivamos vidas ordenadas porque él vive ayudándonos, guiándonos, dándonos instrucciones y llevándonos a él. Indudablemente es él quien nos ofrece esta salvación tan preciosa y nosotros debemos recibirla y experimentarla en nuestro diario vivir y un día no sufriremos perdida alguna.
Verónica Rodas
.
Comentarios
Publicar un comentario