Un corazón agradecido en el hogar (la queja es nuestra enemiga)

 




Diariamente estamos llenas de actividades en nuestro hogar y en cada una de ellas enfrentamos diferentes situaciones; algunas positivas y otras, no tanto. Lo complicado no es enfrentar situaciones complejas sino más bien, cómo las enfrentamos, qué decisiones tomamos en cada una de ellas y qué camino decidimos escoger; eso hace la gran diferencia.

Las siguientes, son algunas de las vivencias que, en lo personal, enfrento a diario:

Un hijo que se despierta más temprano de lo normal y no te deja terminar tu devocional;

Dolor de cabeza, ciático, huesos... etc;

Un trámite que tenías que hacer;

Una llamada inesperada;

Una situación que te cambió la rutina;

Una hija que no entiende...

Tú también puedes hacer tu propia lista. Estas situaciones diarias no van a cambiar, la pregunta es: ¿Cómo las enfrento? ¿Qué desiciones tomo?

La Biblia menciona dos puertas que tenemos delante nuestro y debemos entrar por alguna de ellas, en palabras simples. Pero, ¿a qué se refiere específicamente? (Mt. 7:13). Sin lugar a dudas, las decisiones que tomamos diariamente son las que nos muestran el camino que hemos escogido y es por eso que es súper importante que vuelvas a meditar en esto. Quizás en tu descuido, que no llegó de un día para el otro sino lentamente, te encuentres transitando el camino equivocado. Es tiempo de que vuelvas a retomar el correcto.


Puerta ancha

“Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición” (Mt. 7:13).

Piensa y responde si esta afirmación podría ser tuya:

“Siempre que las cosas que hago en mi hogar salen diferentes al plan que ya tenía previsto, me quejo y al final termino sintiéndome insatisfecha”.

Si tu respuesta fue “sí”, tienes que reconocer que eres indomable. He estado en esa situación, sé lo que se siente en ese camino; vivir defendiendo a toda costa nuestros anhelos, sintiendo constantemente que mereces más de lo que tienes, luchando por tus derechos a costa de perderlo todo...

Desde el lugar y situación en la que estás, tienes que correr desesperadamente y entrar por la “puerta estrecha”, pues esto te está arruinando y vas a terminar siendo la “mujer necia” (Pr. 14:1), llena de contiendas, tan molesta como una “gotera continua” (Pr. 19:13) y provocando en tu familia un rechazo (Pr 21:9 y 19). El camino ancho está dando un resultado que no te satisface y vas a terminar siendo la mujer más insatisfecha y frustrada de tu hogar.

Hermana, fuiste “elegida por Dios” (Ef.1) y si te mantienes en el camino equivocado tu trabajo se detiene, es “apagado el Espíritu” en ti (1 Ts 5:18,19).

Puerta estrecha

“Entrad por la puerta estrecha” (Mt. 7:13).

Una vez más, piensa y responde si esta afirmación podría ser real en ti:

“Estoy agradecida por la función que Dios me confía y cada día me someto o lo que él disponga para mí”.

Si tu respuesta es sí, sin duda eres una mujer que hace todas las cosas sin quejarse y sin discutir, como menciona Pablo: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas” (Fil. 2:14). Nadie puede criticarte, eres santa: “irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha” (Fil. 2:15).

Las mujeres así no se preocupan por nada sino que oran por todo (Fil. 4:6) y lo hacen con gratitud: “Dad gracias en todo” (1 Ts 5:18); la queja desaparece porque es totalmente contraria a un corazón agradecido.

Transitar este camino de obediencia y sumisión a Dios te permite ser una mujer agradecida y de bendición para los demás, te despoja de ti misma y te hace más como Cristo. No haces las cosas para ti sino que representas a Dios en la tierra y todo lo haces para él, dando gracias

“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” (Col. 3:17).

Hermana podría darte una lista de hábitos que tienes que cambiar para ser agradecida y, por supuesto, creo que es necesario cambiar malos hábitos, por hábitos piadosos. Pero ahora quiero animarte a que entiendas que todo se torna en una guerra continua cuando tú no tienes decidido el camino que anhelas transitar, y esta es una decisión diaria. Por eso, a lo que quiero animarte hoy, es a que decidas entrar por la puesta estrecha. Esto, con toda seguridad, va a eliminar la queja e ingratitud que tienes en tu corazón.

Primeramente acércate a Dios quebrantada, abre tu corazón a él con sinceridad. Dios está a la espera de eso: “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu” (Sal. 34:18). Y luego... ¡entra por este precioso camino de la felicidad!

Un día, por haber vivido rectamente, le veremos y quedaremos satisfechas completamente:

“En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza” (Sal. 17:15).

No dejes de ver cuánta misericordia tiene Dios contigo, con nosotras. Él nos habla y nos guía otra vez a limpiar nuestro corazón, cambiar nuestros hábitos y caminar cerca de él:

“Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria.

¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.

Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.

Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta.

Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza,

Para contar todas tus obras” Salmo 73:24-28.

Toma tu decisión hoy y di como el salmista: “En cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien”.




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