Salmo 61 - ¿Vale o no vale la pena confiar en Dios? Pruébalo
Al músico principal; sobre Neginot. Salmo de David.
Salmo 61:1,2
"Oye, oh Dios, mi clamor; A mi oración atiende. Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es más alta que yo".
Primeramente, el clamor de David es desesperante; no es un simple recordatorio de ayuda, no. Él dice: “Oye mi clamor” y nos deja ver en qué situación está y cómo se siente:
“Desde el cabo de la tierra clamaré a ti”; muestra que su clamor y desesperación es desde un punto límite y en medio de la tormenta, activa su fe recordando frente a quién esta: “Llévame a la roca que es más alta que yo”. No hay comparación.
Su fe es elevada y recuerda qué tipo de refugio es Dios: “torre fuerte delante del enemigo”.
Podemos probar y ver a Dios. Hermanos, todo, absolutamente todo, cambia.
"Porque tú has sido mi refugio y torre fuerte delante del enemigo" (vers. 3).
Al confiar en Dios, nuestra vida diaria se convierte en el mejor estilo de vida que podamos experimentar en nuestro presente. Vivimos una relación única con Dios, un acercamiento que nos llena de seguridad no solo ahora sino por la eternidad; eso nos permite ser firmes y sólidos en cada paso que damos, siempre en la mayor seguridad: “Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas”.
"Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas" (vers. 4).
¿Qué hay mayor que esto? un Dios que siempre estará con nosotros, que nos ha escuchado: “Porque tú, oh Dios, has oído mis votos” y nos bendice con una herencia eterna. Sí, la herencia que tiene reservada para aquellos que le aman, le respetan y le honran.
"Porque tú, oh Dios, has oído mis votos; Me has dado la heredad de los que temen tu nombre" (vers. 5).
¿Vale o no vale la pena confiar en Dios? Si a una vida en peligro le sumas la intervención de Dios, lo que obtenemos es que Dios lo cambia todo. Él cumple sus promesas y cada una de ellas sigue vigente.
"Días sobre días añadirás al rey; Sus años serán como generación y generación. Estará para siempre delante de Dios; Prepara misericordia y verdad para que lo conserven" (vers. 6,7).
¡David concluye el salmo alabando al Rey! Asombrado por un Dios que está involucrado en su presente y futuro. Él tiene un presente permanente y eterno y David lo entendía y estaba seguro de eso. El resultado es que David es íntegro con ese amor: “Pagando mis votos cada día”.
"Así cantaré tu nombre para siempre, pagando mis votos cada día" (vers. 8).
Pruébalo.
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