Salmo 62 - ¿Situación difícil? corazón correcto
Al músico principal; a Jedutún. Salmo de David.
David, en los dos primeros versículos nos deja algo claro, dice: "Únicamente en Dios se sostiene mi corazón; no en lo que tengo, no en lo que obtengo, no en mis capacidades, no. No me apoyo un momento en mí y un momento en Dios. Únicamente rodeado de Dios se fortalece y afirma mi alma".
Su preparación para enfrentar al enemigo se basaba en Dios.
Salmo 62:1,2
"En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación. Él solamente es mi roca y mi salvación; Es mi refugio, no resbalaré mucho".
Es clave tener el corazón de David en medio de situación difíciles y es necesario pensar, meditar, preguntarse y cuestionarse; esto nos lleva a ver lo ridículo que es tener la mejor protección y dudar de ella. Por eso pregúntale al enemigo: ¿hasta cuándo? Y luego recuerda: "únicamente en Dios se sostiene mi corazón".
"¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre, tratando todos vosotros de aplastarle como pared desplomada y como cerca derribada? Solamente consultan para arrojarle de su grandeza. Aman la mentira; Con su boca bendicen, pero maldicen en su corazón. Selah" (vers. 3,4).
Qué importante es tener claro quién es Dios. Sin duda David tenía un problema pero su centralidad no estaba en el problema sino más bien en quién era la salida de ese problema y no solamente del problema presente, sino de toda su vida. David no se quedaba en preguntas y respuestas bañadas de incredulidad, no.
"Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza. Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré. En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio" (vers. 5-7).
¡Cuánto por aprender! No solo necesito confiar en Dios en esta situación específica que estoy pasando ahora sino que espero en Dios siempre y espero de la mejor manera: humillada, sometida a su voluntad.
"Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio. Selah" (vers. 8).
Y David termina diciendo cómo es su enemigo: "vanidoso y mentiroso", y nos aconseja que no seamos como ellos: "que saquean, son violentos y avaros".
"No se abusen de los demás de la misma manera que lo hacen los enemigos de Dios, sean diferentes. Apóyense en Dios, porque solamente de él viene lo que necesitamos".
"Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón; Pesándolos a todos igualmente en la balanza, serán menos que nada. No confiéis en la violencia, ni en la rapiña; no os envanezcáis; Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas" (vers. 9,10).
Hermanas, David oye y prepara su corazón para la espera; únicamente en esa situación es donde él siente a Dios como su torre fuerte y, por ende, tiene el mejor refugio. Escucha, escucha... ¡escucha! y espera en esas grandes verdades que escuchas de Dios.
"Una vez habló Dios; dos veces he oído esto: que de Dios es el poder" (vers. 11).
Termina de la mejor manera, dando la gloria a Dios y reconociendo que vivir para él es lo mejor que podemos hacer. Dios nos da lo que hemos sembrado, él es justo.
"Y tuya, oh Señor, es la misericordia; Porque tú pagas a cada uno conforme a su obra" (vers. 12).
Haz el ejercicio que aprendemos de David: que tu corazón espere todo de Dios y que sea impulsado por esa fe.
¿Situación difícil? Corazón correcto.
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