Salmo 70 - Solo te pido: “No tardes”
¿Cuántas veces has corrido a orar desesperado por una respuesta rápida de Dios? David hace lo mismo en este Salmo. Comienza:
Salmo 70:1
“Oh Dios, acude a librarme; Apresúrate, oh Dios, a socorrerme".
“Apresúrate”: "No lo pienses ni un segundo, te necesito, ven a ayudarme, ya". David ora en total desesperación; necesita que esos enemigos pierdan fuerza para luchar contra él, por eso pide a Dios que los debilite, que retrocedan y pasen vergüenza, que Él los frene:
“Sean avergonzados y confundidos: Los que buscan mi vida; sean vueltos atrás y avergonzados los que mi alma desean” (vers. 2).
Ellos tienen la seguridad de que lo van a lograr, se burlan sin freno: ¡Ah! ¡Ah! Piensan: están en nuestras manos, ¡ahora sí los atraparemos!
“Sean vueltos atrás, en pago de ofrenda hecha, los que dicen: ¡Ah! ¡Ah!” (vers. 3).
Ahora, en el siguiente versículo parece que cambiara de rumbo la oración y realmente sí que lo hace:
“Gócense y alégrense en ti todos lo que te buscan, y digan siempre los que aman tu salvación: Engrandecido sea Dios” (vers. 4).
David se centra en la seguridad que tiene en Dios y en su ayuda continua. Comienza a tener en claro lo que le espera, la libertad que va a recibir al buscar a Dios... y engrandece a su Salvador por ello.
El salmista llena su corazón de exaltación a Dios, pero le insiste en que no se demore en brindarle la ayuda que necesita:
“Yo estoy afligido y menesteroso, apresuraste a mí oh Dios. Ayuda mía y mi libertador eres tú; Oh Dios no te detengas” (vers. 5).
No hay ayuda comparable a la que Dios nos da; por eso, pídele a él: “NO TARDES”.
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